Fuente/Al Momento.net/
Por JUAN TH*
Así está Miguel Vargas: Vuelto loco y sin idea, ante el avance indetenible de Hipólito Mejía en la lucha por la nominación presidencial en el PRD. Miguel estaba corriendo solo contra un muerto político. Pero las masas del partido y del país lo sacaron de su ostracismo, y lo pusieron en primer lugar, en un repunte sin precedentes en la historia política contemporánea. El hombre que ayer no tenía ninguna posibilidad, ahora las tiene todas. El que estaba en último lugar, ahora está en primer lugar. El que injustamente era odiado, hoy es amado. Esa es la política. La historia está llena de ejemplos similares a los de Hipólito. La campaña negativa y sucia no ha detenido el paso agigantado de Hipólito, ni la hemorragia de dinero, de procedencia ignorada hasta el momento, que corre libremente por doquier. Nada ha servido para retroceder a Hipólito. (¡Qué vaina!). La desesperación ha hecho crisis. Mentiras van y mentiras vienen. La gente no se deja engañar ni confundir. Millones de pesos van, pero no regresan. Caen en saco roto. La convención del PRD no podrá ser comprada ni robada, lo cual ha creado un nerviosismo peligroso. Bajar de un 98%, superando casi el 100 por 100% en las encuestas de sus oficinas, a un 30 y algo, es inaceptable, sobre todo cuando se ha invertido tanto tiempo y tanto dinero. (Algunos estiman que Miguel ha gastado en las últimas dos campañas electorales, que las ha perdido, cerca de mil millones de pesos). Es una centrifuga peligrosa. El hombre entra a un Casino. Comienza a ganar, pero de pronto la suerte lo abandona y tiene una racha perdedora. Cada vez apuesta más tratando de recuperar lo perdido hasta que llega un momento en que ya no tiene nada que jugar. Lo ha perdido todo. Está en ruinas. Ya no tiene nada que jugar. Lo perdió todo sin darse cuenta. ¿Está Miguel preparado para perderlo todo? No creo. Cada vez apuestas más a la victoria, pero cada vez pierde más. En su desesperación brinca y patalea, se encoleriza, va de un lado a otro, llama a sus seguidores y reclama acción y resultados, a cualquier costo. Pero nada le sale bien. (Hasta en el sorteo para escoger el número en la boleta, perdió. Hipólito será el número UNO). Desenfrenado, va a los medios de comunicación y dice que el gobierno está patrocinando la candidatura de Hipólito. Y amenaza a los militantes del partido oficial para que no acudan a las mesas de votación. ¡Insólito!. Nadie, en su sano juicio, puede creer que Hipólito sea el candidato de Leonel. Al revés, en todo caso lo sería Miguel por muchas razones y muchos negocios. Fue Miguel quien, sin consultar los organismos del PRD, sin tener autoridad orgánica, firmó un pacto con Leonel. Pacto al que Hipólito se opuso cuando Leonel se lo propuso. Fue Miguel quien le vendió al edificio donde está Adunas, por mil millones de pesos, al gobierno de Leonel. Es Miguel quien utiliza al bueno de Radhamés Segura en sus obras, no a César Sánchez. Miguel, socio durante años de Diandino Peña, no Hipólito. Además, ha sido contra Hipólito que el gobierno de Leonel ha mantenido una campaña de descredito por más de seis años, con el apoyo entusiasta de Miguel y su gente. Mal podría entonces Leonel apoyar económicamente a Hipólito. Solo la desesperación puede llevar a unas declaraciones tan desafortunadas como ridículas. (Leonel le ha propinado dos derrotas a Miguel Vargas. Una tercera sería fácil. Con Hipólito el PRD ganó 29 senadores, con Miguel, ninguno). Desde mi punto de vista Miguel tiene perdida la convención. ¡Y lo sabe! De ahí su desenfreno y sus ataques virulentos y personales contra Hipólito. Nadie que esté 80 a 20 muestra tanta angustia y desequilibrio emocional. Nadie que tenga 80% insulta al que tiene 20. Al contrario, es, como Hipólito, armonioso y conciliador, para garantizar luego de las elecciones la unidad interna. Me temo que Miguel no está preparado para perder. Y eso me preocupa. Y me asusta.
http://www.almomento.net/news/131/ARTICLE/80797/2011-02-18.html
Así está Miguel Vargas: Vuelto loco y sin idea, ante el avance indetenible de Hipólito Mejía en la lucha por la nominación presidencial en el PRD. Miguel estaba corriendo solo contra un muerto político. Pero las masas del partido y del país lo sacaron de su ostracismo, y lo pusieron en primer lugar, en un repunte sin precedentes en la historia política contemporánea. El hombre que ayer no tenía ninguna posibilidad, ahora las tiene todas. El que estaba en último lugar, ahora está en primer lugar. El que injustamente era odiado, hoy es amado. Esa es la política. La historia está llena de ejemplos similares a los de Hipólito. La campaña negativa y sucia no ha detenido el paso agigantado de Hipólito, ni la hemorragia de dinero, de procedencia ignorada hasta el momento, que corre libremente por doquier. Nada ha servido para retroceder a Hipólito. (¡Qué vaina!). La desesperación ha hecho crisis. Mentiras van y mentiras vienen. La gente no se deja engañar ni confundir. Millones de pesos van, pero no regresan. Caen en saco roto. La convención del PRD no podrá ser comprada ni robada, lo cual ha creado un nerviosismo peligroso. Bajar de un 98%, superando casi el 100 por 100% en las encuestas de sus oficinas, a un 30 y algo, es inaceptable, sobre todo cuando se ha invertido tanto tiempo y tanto dinero. (Algunos estiman que Miguel ha gastado en las últimas dos campañas electorales, que las ha perdido, cerca de mil millones de pesos). Es una centrifuga peligrosa. El hombre entra a un Casino. Comienza a ganar, pero de pronto la suerte lo abandona y tiene una racha perdedora. Cada vez apuesta más tratando de recuperar lo perdido hasta que llega un momento en que ya no tiene nada que jugar. Lo ha perdido todo. Está en ruinas. Ya no tiene nada que jugar. Lo perdió todo sin darse cuenta. ¿Está Miguel preparado para perderlo todo? No creo. Cada vez apuestas más a la victoria, pero cada vez pierde más. En su desesperación brinca y patalea, se encoleriza, va de un lado a otro, llama a sus seguidores y reclama acción y resultados, a cualquier costo. Pero nada le sale bien. (Hasta en el sorteo para escoger el número en la boleta, perdió. Hipólito será el número UNO). Desenfrenado, va a los medios de comunicación y dice que el gobierno está patrocinando la candidatura de Hipólito. Y amenaza a los militantes del partido oficial para que no acudan a las mesas de votación. ¡Insólito!. Nadie, en su sano juicio, puede creer que Hipólito sea el candidato de Leonel. Al revés, en todo caso lo sería Miguel por muchas razones y muchos negocios. Fue Miguel quien, sin consultar los organismos del PRD, sin tener autoridad orgánica, firmó un pacto con Leonel. Pacto al que Hipólito se opuso cuando Leonel se lo propuso. Fue Miguel quien le vendió al edificio donde está Adunas, por mil millones de pesos, al gobierno de Leonel. Es Miguel quien utiliza al bueno de Radhamés Segura en sus obras, no a César Sánchez. Miguel, socio durante años de Diandino Peña, no Hipólito. Además, ha sido contra Hipólito que el gobierno de Leonel ha mantenido una campaña de descredito por más de seis años, con el apoyo entusiasta de Miguel y su gente. Mal podría entonces Leonel apoyar económicamente a Hipólito. Solo la desesperación puede llevar a unas declaraciones tan desafortunadas como ridículas. (Leonel le ha propinado dos derrotas a Miguel Vargas. Una tercera sería fácil. Con Hipólito el PRD ganó 29 senadores, con Miguel, ninguno). Desde mi punto de vista Miguel tiene perdida la convención. ¡Y lo sabe! De ahí su desenfreno y sus ataques virulentos y personales contra Hipólito. Nadie que esté 80 a 20 muestra tanta angustia y desequilibrio emocional. Nadie que tenga 80% insulta al que tiene 20. Al contrario, es, como Hipólito, armonioso y conciliador, para garantizar luego de las elecciones la unidad interna. Me temo que Miguel no está preparado para perder. Y eso me preocupa. Y me asusta.
http://www.almomento.net/news/131/ARTICLE/80797/2011-02-18.html
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